A raíz de las quejas de los agricultores de los Estados Unidos sobre los efectos dañinos del herbicida Dicamba, en abril de este año, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito, dictaminó que la venta y el uso del agroquímico ahora es ilegal en ese país.
El uso del herbicida surgió como una alternativa al uso del glifosato después de un aumento en la resistencia de las malezas al mismo. Su uso se disparó en los últimos años, después de que el gigante de la agroindustria Monsanto (ahora Bayer) introdujera semillas de soja y algodón transgénicas con resistencia al dicamba.
El Dicamba es un compuesto altamente volátil. A pesar de los intentos de Bayer de desarrollar un producto menos susceptible a la deriva, igualmente ha continuado habiendo denuncias de daños significativos por la deriva de las pulverizaciones, particularmente con líneas de soja no tolerantes a dicamba.
Aunque la aprobación del herbicida ha sido cancelada como resultado de una decisión de la corte de apelaciones, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, EPA, permitió a los agricultores y aplicadores de plaguicidas utilizar las existencias de dicamba al 31 de julio de 2020, ya que la temporada de cultivo de 2020 estaba en marcha.
En Argentina, el SENASA tiene permitido el uso del dicamba en cultivos de Alpiste, Avena, Caña de azúcar, Cebada, Centeno, Lino, Maíz, Mijo, Sorgo y Trigo con Límites Máximos de Residuos (LMR) de 0,5 mg/kg.
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