La producción y el comercio de alimentos a nivel global están intrínsecamente ligados a la seguridad alimentaria. Un aspecto crucial de esto es el control de los residuos de plaguicidas en los productos agrícolas, para los cuales existen límites máximos de residuos (LMR) a cumplir. Estos límites se establecen para proteger la salud pública y facilitar el comercio internacional.
La interpretación y aplicación de la legislación de dichos límites varían entre los diferentes mercados internacionales, lo que puede generar barreras no arancelarias al comercio y complejidades para los productores, exportadores e importadores.
Conceptos clave
Para comprender e interpretar esta temática, es fundamental conocer algunos conceptos que se tienen en cuenta al momento de elaborar las distintas legislaciones sobre LMRs:
- Límites Máximos de Residuos (LMRs): Concentración máxima de un residuo de plaguicida legalmente permitida en un alimento o pienso, basada en buenas prácticas agrícolas (BPA).
- Ingesta Diaria Admisible (IDA): Cantidad de una sustancia que puede ser ingerida diariamente durante toda la vida sin riesgo apreciable para la salud del consumidor. Se expresa generalmente en miligramos por kilogramo de peso corporal (mg/kg p.c./día).
- Dosis Aguda de Referencia (ARfD): Cantidad estimada de una sustancia que puede ser ingerida en un período de 24 horas o menos sin riesgo apreciable para la salud, considerando el consumo de alimentos en una sola comida o durante un solo día.
- Buenas Prácticas Agrícolas (BPA): Prácticas recomendadas para el uso de plaguicidas, incluyendo la dosis, el momento de aplicación y el intervalo de pre-cosecha (tiempo de carencia), con el fin de minimizar los residuos y garantizar la seguridad del producto.
A nivel nacional e internacional, la regulación de dichos límites se caracteriza por una diversidad de enfoques y normativas. Aunque existen esfuerzos de armonización, cómo es el caso de Codex Alimentarius, las diferencias persisten, en gran parte consecuencia de diferentes factores.
Por ejemplo, las evaluaciones de riesgo que realiza cada organismo suelen ser muy distintas, especialmente los modelos de ingesta de alimentos, poblaciones de consumidores y datos toxicológicos.
A este ítem, se suman las políticas de protección de salud pública de cada país o bloque económico, con sus propios niveles de protección.
Asimismo, se debe tener en cuenta los patrones de uso de plaguicidas, ya que las BPA varían según las regiones y los cultivos.
Por último, un punto muy importante es la capacidad de análisis de los laboratorios intervinientes (Alcance Técnico), especialmente las diferencias en límites de detección, cantidad de analitos a controlar y acreditación ISO 17025.
Principales mercados y su marco regulatorio.
La Unión Europea posee uno de los sistemas más rigurosos y complejos de regulación a nivel mundial en cuanto a residuos de plaguicidas.
El Reglamento (CE) No 396/2005 es la base legal principal para los LMRs de plaguicidas en alimentos y piensos de origen vegetal y animal.
De esta manera, solo las sustancias activas que han sido aprobadas pueden tener un LMR específico. Si una sustancia no está aprobada o no tiene un LMR establecido para un producto determinado, el valor por defecto es de 0.01 mg/kg, a menos que se fijen valores diferentes para esa sustancia activa. Este enfoque es muy restrictivo y a menudo representa un desafío para los países exportadores.
El establecimiento de estos límites se basa en una evaluación de riesgo exhaustiva realizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), considerando los datos toxicológicos (IDA, ARfD) y los datos de residuos de ensayos de campo (BPA).
En Estados Unidos (EEUU), la regulación es responsabilidad de la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
La Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos (FFDCA) y la Ley de Protección de la Calidad de los Alimentos (FQPA) son los pilares.
La EPA establece tolerancias para residuos de plaguicidas en alimentos cultivados o procesados en EEUU y para los importados.
Se basa en la evaluación de riesgo, el uso previsto del plaguicida y la exposición potencial de la población considerando las IDAs y las ARfDs.
Aunque no adopta automáticamente los LMRs del Codex, considera las normas internacionales en sus decisiones.
En aquellos casos donde no exista definido un valor límite para una combinación plaguicida/cultivo, aplica lo que se denomina Tolerancia cero. Esto significa que ninguna cantidad del plaguicida puede hallarse en el producto agrícola crudo cuando se ofrece para su envío.
Las diferencias entre distintos criterios de LMR, si no son interpretadas de manera adecuada, pueden generar barreras comerciales.
El Codex Alimentarius, un programa conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece normas alimentarias internacionales, incluyendo LMRs para plaguicidas.
Aunque las normas son voluntarias, son reconocidas como referencias internacionales por el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF) de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Se basan en evaluaciones de riesgo realizadas por la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas (JMPR), así como en los datos de BPA globales.
Los LMRs del Codex son cruciales para facilitar el comercio internacional y resolver disputas comerciales, sin embargo, no todos los países los adoptan directamente.
En Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) es el organismo encargado de la regulación y control de los LMRs en productos agroalimentarios. El proceso de establecimiento o modificación de un LMR implica evaluaciones de riesgo y consideraciones sobre las BPA locales. SENASA participa activamente en foros internacionales y considera las recomendaciones del Codex.
A través la Resolución 934/2010 y 608/2012 (complementaria a 934/2010) se establecen los límites máximos de residuos para plaguicidas en productos de origen vegetal.
Es importante tener en cuenta que la evaluación de los residuos detectados va a depender de si los cultivos son tradicionales o no, ya que, en este último caso, si no existe un LMR establecido para un determinado plaguicida, podrá recurrirse a las normas del Codex, caso contrario, aplica un límite máximo de residuo de 0.01 mg/kg.
Desafíos y Armonización.
Las diferencias en los LMRs a nivel mundial presentan varios desafíos, entre ellos barreras al comercio, que pueden impedir o dificultar el acceso de productos a ciertos mercados, afectando la competitividad; complejidad para productores, lo que lleva a adaptar prácticas agrícolas y de post-cosecha a múltiples normativas, con el aumento de costos.
Los esfuerzos de armonización, principalmente a través del Codex Alimentarius, buscan mitigar estos desafíos. La adopción de LMRs del Codex por más países o la equivalencia entre normativas nacionales son vías para facilitar el comercio y garantizar la seguridad alimentaria a nivel global.
Visión.
La interpretación y aplicación de la legislación de LMRs es un pilar fundamental de la seguridad alimentaria y del comercio internacional. Aunque la ciencia detrás de la toxicología y los residuos es global, las decisiones regulatorias varían significativamente entre los mercados, creando un panorama complejo. Se debe sumar a ello aquellas tolerancias temporales que muchos mercados suelen establecer o reconocimiento mutuo de los LMRs, a través de acuerdos comerciales entre las autoridades oficiales.
La Unión Europea y Estados Unidos representan mercados con normativas de LMRs muy desarrolladas y a menudo restrictivas, mientras que el Codex Alimentarius ofrece un marco de referencia internacional. Argentina, a través de SENASA, trabaja para alinear su normativa con los estándares internacionales, pero los exportadores deben mantener una vigilancia constante sobre los requisitos de los mercados de destino.
Es por ello que los productores y exportadores argentinos deben estar atentos no solo a la normativa nacional, sino también a los LMRs de los países de destino. La divergencia de los límites es un desafío constante que requiere un monitoreo y una gestión rigurosa de los procesos productivos.
La comprensión profunda de estas normativas y la adopción de buenas prácticas agrícolas son esenciales para garantizar el cumplimiento de los LMRs y el éxito en el comercio global de productos agroalimentarios.
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